22 de junio de 2010

Algunas ideas para un 'discurso exprés'


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El pasado viernes lo dedicamos en la empresa a formación, para lo que asistimos al curso Fides Tutor de Técnicas de Comunicación para la Gestión Empresarial, en la Escuela Andaluza de Economía Social, la monitora nos anunció que a lo largo del día todos tendríamos que dar un discurso –por cierto Gracia, la sesión me pareció interesantísima y yo al menos me quedé con ganas de más.

Mi primera reacción, y probablemente la de todos mis compañer@s fue, “¿Y de qué hablo yo ahora?”

Me llevó algunas horas decidirme, un lujo que no puedes permitirte cuando tienes que preparar un discurso con muy poca antelación. La vida, como decía la canción, te da sorpresas, y en ocasiones, algún imprevisto impide venir al conferenciante anunciado. Y entonces te piden el favor. Bueno, pues eso es lo que nos pasó a los alumnos del curso: tuvimos que decidir en muy poco tiempo de qué íbamos a hablar.

Al principio, y dado que estamos en junio, se me ocurrió hacer una defensa del Día del Orgullo LGTB, pero pronto lo descarté porque, aunque es algo de lo que podría estar horas discutiendo, no es el tema más adecuado para un discurso estructurado. Precisamente porque me toca muy de cerca y porque suele provocar reacciones muy encontradas, no me veo capacitado para improvisar, o para enfrentarme sin acaloramiento a un turno de preguntas.

Decidí entonces elegir una materia de la que hablo con frecuencia. La comunicación. Retomé una presentación que había hecho una semana antes en el Día de la Persona Emprendedora en Málaga, que había quedado genial. Aliviado al encontrar un tema en el que podía moverme con comodidad, pero sin implicaciones personales, me puse a preparar el esquema del discurso, no sin que la voz de la conciencia me susurrara al oído cierta disconformidad.

Durante la comida comprendí algo que Gracia nos había comentado y que no estaba teniendo en cuenta: la audiencia. La presentación de la semana anterior estaba dirigida a jóvenes emprendedores y su objetivo darles a conocer a m30m como empresa de comunicación. Pero la mayoría de los asistentes al curso ya sabían a qué nos dedicamos. Seguramente me habrían seguido con interés, porque la comunicación empresarial forma parte de sus preocupaciones, pero de ahí a conseguir engancharles…

No sé cómo, pero al final se me encendió la bombillita. Cuando no tienes tiempo para preparar tu discurso, y no conoces bien a tu audiencia, quizá el mejor recurso es la inmediatez, la actualidad. Es la única forma de ‘competir’ con un discurso o una ponencia elaborado durante semanas o incluso meses. Hablar de lo que está pasando justo en este momento, así que, ¿Por qué no hablar de ‘Cómo elegir el tema para un discurso’?

Si somos capaces de encontrar un tema de actualidad, vinculado con la faceta por la que somos invitados a hablar, y que podamos preparar y documentar en el corto espacio de tiempo para un ‘discurso exprés’, digamos 24 horas, nuestras posibilidades de éxito son mucho mayores. Siempre sin perder de vista a la audiencia, y por supuesto respetándola. Valorar si estamos capacitados para hablar de ese tema, y pensar que entre la audiencia puede haber expertos en la materia. Os cuento: durante el descanso, supimos que José Saramago había fallecido esa misma mañana. Podía haber decidido hablar de él. Aunque no he leído ningún libro suyo, sí que he leído muchos de sus artículos o entrevistas en prensa o televisión. Podía haberme ‘lanzado al ruedo’ y hablar de Saramago. Pero habría defraudado a Gracia, nuestra monitora, que es una grandísima seguidora suya –algo que yo no sabía-. Así que, antes de la decisión final, no viene mal una última introspección, un último ejercicio de autocrítica. Como solemos ser nuestro crítico más feroz, este ejercicio nos dará la respuesta.


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